viernes, 5 de octubre de 2012

A Roma con amor



EL sábado pasado estuve viendo la última película de Woody Allen: A Roma con amor. Mentiría si dijera que esperaba ver un peliculón, la verdad es que sólo quería ver una película entretenida y divertida como las anteriores que había visto de este director –que no son muchas-; pero tampoco fue el caso. Me aburrí.

Cuatro historias de cuatro parejas y la mayoría absurdas. Pero no absurdas y geniales –como para mi lo fue Midnight in Paris-, sino simplemente absurdas. ¿Qué chica le presenta una amiga a su novio mostrándole su temor a que se conozcan por lo enormemente atractiva que ella resulta a los hombres y luego prácticamente les obliga a hacer planes juntos y a solas cada día? Si es que esto sólo podía terminar de una manera…, e igualmente previsibles son el principio y el final de la historia que tiene a Penélope Cruz como uno de los protagonistas. Las otras dos historias, las más originales y divertidas, parecen cojas, sin forma. Llegué a enfadarme al ver como las mismas escenas se repetían una y otra vez con apenas unos pocos cambios en los decorados; como si fueran ideas insuficientes para una película y que hubiera que alargar para obtener la duración necesaria…y al final la película se me hizo larga.

Ellen Page no me gustó nada, demasiado exagerada. Aunque quizás eso era lo que tocaba para interpretar a un personaje tan estereotipado como el suyo… En definitiva, salí del cine con la sensación de que Woody Allen se estaba riendo de nosotros en su empeño por sacar una película cada año.

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